Gracias por mis amigas
Entre las miles de cosas por las cuales estoy agradecida este día y cada día, están las amigas. Esos seres maravillosos con los cuales tenemos una relación especial que va más allá de la obligación, que nace del corazón, del entendimiento y conocimiento tácito de lo que somos.
La vida me ha enseñado sobre el poder transformador de esta hermandad que se crea entre mujeres, entre amigas, porque ninguna de nosotras puede convertirse en lo que puede ser sin ese apoyo. Nos apoyamos, nos retamos y nos guiamos unas a otras para poder llegar a nuestro potencial y brillar y seguir creciendo.
Hace poco escuché una anécdota sobre la hermandad entre Marilyn Monroe y Ella Fitzgerald que me hizo reflexionar y me inspiró a escribir esta líneas.
A mediados de los años 50, Ella Fitzgerald, la extraordinaria vocalista de jazz también conocida como “La Primera Dama de la Canción” estaba empezando a ser ampliamente conocida. Ella deseaba actuar en Mocambo, uno de los nightclubs más famosos de la época en Hollywood pero no lograba que la contrataran. En esa misma época Marilyn Monroe estaba en la cúspide de su carrera y por supuesto su presencia atraía multitudes. Al enterarse Marilyn de lo que estaba ocurriendo con su amiga Ella, llamó al dueño de Mocambo y le comunicó que estaba dispuesta a asistir al show durante una semana y sentarse en primera fila cada noche si él contrataba a Ella.
El plan funcionó y el 15 de marzo de 1955, Ella Fitzgerald se presentó en el Mocambo en un show que cambiaría el curso de su carrera. La Reina del Jazz grabó más de 70 álbumes con más de 40 millones de copias vendidas y según los entendidos cambió la industria musical.
Este episodio, protagonizado por dos famosas, demuestra de manera contundente lo que es la hermandad entre mujeres y como nos podemos ayudar a ser todo lo que podemos ser.
Mis amigas no sólo han sido las hermanas que no tuve, han sido maestras, guías, compinches, ejemplos. Han sido compañía y apoyo en este plan de vida que me diseñó el universo, de cambiar con frecuencia de ciudad y de país y de ambiente. Y ese mismo movimiento me ha brindado la posibilidad de encontrar nuevas amigas, de disfrutar de ellas desde miles de ángulos, de aprender con ellas de las distintas vivencias que me presenta cada nuevo destino, de reconocer su apoyo en lo festivo y en lo triste. Me ha permitido también aprender que la amistad verdadera no tiene fronteras y que no depende de cuanto nos veamos y compartamos desde el punto de vista físico, que lo que importa es la conexión que se traduce en palabra y acción en el momento oportuno, como en el caso de Marilyn y Ella.
Me siento muy afortunada porque son muchas las mujeres que han hecho una diferencia en mi vida y su amistad me ayuda a acercarme a esa persona en la que me quiero reconocer . Quiero hacer honor a esa hermosa hermandad y brindar apoyo cuando aparezca la debilidad, energía cuando surja la lucha y celebración cuando llegue el éxito.
Guardo en la memoria de mi corazón el apoyo, los retos, los ejemplos, las acciones de mis amigas, y de nuevo doy gracias por todas y cada una de ellas.
