Conectándonos con la naturaleza

La mente extraordinaria de San Agustín nos brinda una excelente explicación de los milagros cuando nos dice que  “Los milagros no suceden en contradicción con la naturaleza, sino sólo en contradicción con lo que sabemos de la naturaleza.” Y si bien es cierto que a lo largo de los siglos hemos logrado saber mucho sobre la naturaleza, es infinitamente más grande lo que nos queda por descubrir, así que es mucho el tiempo que nos queda para vivir entre milagros y maravillas.

Observando

¿Cómo lo hacemos? Simplemente observando, escuchando, sintiendo. dejándonos sorprender por la variedad, belleza, fuerza y misterio de la naturaleza. Podemos por ejemplo empezar el día disfrutando de la delicia, la fragilidad y la fuerza de un nuevo amanecer, o concluirlo observando los espectaculares colores del atardecer. Pongamos atención a lo diminuto y lo gigantesco, a lo que vemos gracias aun microscopio y también a un telescopio, a una célula, a la luna y las estrellas. Maravillas que siguen inspirando canciones y poemas por no hablar de la curiosidad científica, de las aventuras, de los experimentos que han motivado los misterios y milagros de la naturaleza.

Hace pocos días tuve la fortuna de visitar en compañía de mi hijo una de las 7 maravillas del mundo, Las Cataratas de Iguazú, en la frontera de Brasil y Argentina. Debo confesar que en un primer momento la magnificencia, la abundancia, de las caídas de agua me dejaron sin aliento, todo se paralizó y por instantes quedé extasiada.

Cuando reaccioné empecé a tomar fotos, muchas y a los pocos minutos me di cuenta de que estaba formando parte de un fenómeno que es cada vez más frecuente en nuestros días. Al igual que la gran mayoría de las personas que me rodeaban, que compartían con nosotros ese magnífico espectáculo que nos estaba brindando la naturaleza, estaba percibiendo, observando, asimilando sólo una pequeñísima parte de lo que ocurría, porque me encontraba muy ocupada con la tarea imposible de tratar de capturar en mi teléfono, en mi cámara, el conjunto de experiencias que estaba viviendo.

La prisión de la mente

En lugar de disfrutar de la grandiosidad de las cataratas estábamos atrapados en nuestras mentes, y limitando nuestra visión a escasas pulgadas, a lo que veíamos a  través de las pantallas. Tratábamos de capturar para el recuerdo y para compartir con los demás la maravilla que estábamos presenciando, la experiencia que estábamos viviendo. Creo que lo espectacular del paisaje me ayudó a tomar consciencia de lo que estaba sucediendo y finalmente reconocí y acepté que para disfrutar realmente de ese maravilloso espectáculo debía contemplarlo en silencio, permitiendo respetuosamente que su grandiosidad hablara.

Y la naturaleza me habló a través de formas, colores, sonidos, movimientos, sensaciones, texturas. Fueron y son muchos los idiomas, pero es uno el mensaje y lo escuchamos mejor cuando hacemos silencio y observamos con atención, cuando estamos serenos y atentos.

Los invito a que activamente, conscientemente aprovechen la magnificencia de la naturaleza, que se conecten con ella para que les sirva de inspiración y apoyo para disfrutar en cualquier instante, en cualquier lugar de momentos meditativos. La grandiosidad, la fuerza, la sencillez, la generosidad permanente de la naturaleza nos brinda la excusa perfecta para que salgamos de la prisión de la mente.

“Un artista debe tener confianza en sí mismo, y sólo escuchar a su maestro: la naturaleza.”

-Auguste Renoir