Excusas para no Meditar

En los últimos años la popularidad de la meditación ha ido en aumento. La recomiendan los médicos y la practican los deportistas, los ejecutivos, las estrellas de cine… Las revistas de salud, moda, actualidad, deportes y prácticamente todas incluyen artículos sobre meditación. Sin embargo, todavía existe mucha confusión sobre el tema, lo cual crea una barrera construida con excusas que impide que muchas personas, en quienes se ha despertado una curiosidad, un deseo de acercarse a su interior, incluso una necesidad de un cambio de rumbo o perspectiva, se acerquen a la meditación y disfruten de sus múltiples beneficios. Veamos a continuación por que estas excusas son falsas:

“No tengo tiempo”

Cada vez son más los ejecutivos, deportistas y estrellas famosas que encuentran en sus apretadas agendas el tiempo para meditar. No sólo eso, sino que lo hacen con decidida constancia porque entre otras cosas han experimentado la paradoja de que cuando invierten tiempo en meditar, en realidad les rinde más el tiempo. Cuando meditamos nos sumergimos en un estado de consciencia donde no hay tiempo ni espacio; un estado que es la fuente de todo en el universo. Este estado no sólo permite la recuperación de nuestro cuerpo sino que nos hace entrar en el fluir del universo que nos permite lograr más haciendo menos.

Si sientes que estás demasiado ocupado, recuerda que unos pocos minutos de meditación resultan mejor que ninguno.

“No puedo poner la mente en blanco”

Esta es una de las excusas más “populares” y la causa de la frustración de muchos que intentan meditar. La meditación no se trata de parar los pensamientos, ese intento sería imposible y contraproducente (crea más estrés y ruido en la mente). De lo que se trata es de encontrar el silencio que ya existe allí, en el espacio entre nuestros pensamientos.

“Es otra excusa para no hacer nada”

Si bien externamente pareciera que cuando meditamos no hacemos nada, en realidad estamos permitiéndole a nuestro cuerpo y mente la posibilidad de restaurar la armonía y de avanzar en la sanación. Son miles de millones los procesos que con absoluta eficiencia inician las distintas partes de nuestro ser para lograr la homeostasis, el equilibrio. Nuestro cuerpo, por diseño, necesita de esos momentos de pausa.

“La meditación es una religión. Ya yo tengo la mía…”

La meditación no es una religión, filosofía o estilo de vida. Tampoco tiene un código de conducta ni una formación moral o un sistema de valores, creencias o culto, ni va a requerir que aceptes e incorpores creencias ni dogmas. Simplemente es una herramienta de gran potencialidad que beneficia enormemente nuestra salud y nuestra mente. En todo caso lo que hace la meditación es potenciar tu espiritualidad. Es bueno tener presente que en todas las religiones, existe alguna forma de meditación.

“Va a ser muy difícil para mí”

Puede que temas que incorporar la meditación en tu vida implique grandes cambios y sacrificios en comodidad. El temor surge cuando no estás claro con respecto “a qué” le estás dedicando el esfuerzo. Temes porque no sabes qué es lo que en realidad te ofrece la meditación. Otro temor está relacionado a los cambios y por supuesto que la práctica de la meditación traerá cambios en tu vida, pero todos ellos resultarán positivos. Consulta aquí cómo disipar tus temores.

“No me puedo quedar tranquilo por tanto tiempo”

Muchas personas encuentran difícil sentarse tranquilos a meditar. En parte, esto se debe a los patrones que tenemos instalados que nos dicen que debemos estar ocupados todo el tiempo, haciendo “algo”, actuando… Estos patrones incluso nos hacen sentir culpables si simplemente tomamos tiempo para SER. Nuestros cuerpos y mentes no están acostumbrados a tanta relajación y se sienten inquietos; la práctica y el tiempo nos ayudan. También tienes la opción de empezar a aquietar la mente practicando meditaciones caminando, las cuales constituyen una valiosa y hermosa práctica.

“¿Qué dirán en mi casa?”

No estás siendo egoísta si te tomas unos minutos al día para ti, para reconectarte, para recuperar la calma, la armonía. Lo maravilloso de la meditación es que esa reconexión, ese reconocimiento de todo lo bueno que hay en ti, que logras con esta práctica transformadora, lo llevas a tu vida, a tus familiares, a tus relaciones, a tu trabajo… Cuando meditas estás menos estresado, lo que se traduce literalmente en más PAZ, ARMONÍA y AMOR para tu familia y en tus actividades. Si algunas reacciones podrías esperar de los que te rodean, estas vendrían de la siguiente forma:

¡¿Qué estás haciendo que te ves tan bien?!

¿Te hiciste “algo”? Luces diferente, ¡estás radiante!

Últimamente estás más sereno, en paz… ¡¿Qué pasó?!

¡Caramba, qué energía tienes últimamente!