El Perdón

“Si no perdonas por amor, perdona al menos por egoísmo, por tu propio bienestar” – Dalai Lama

Hace unos días tropecé con esta poderosa frase de su Santidad el Dalai Lama y me llamaron mucho la atención los conceptos extremos que menciona – amor y egoísmo– como razones válidas para perdonar; me impactó todo lo que abarca su reflexión en tan pocas palabras. Decidí leer un poco mas sobre este tema, el perdón, y encontré muchos ángulos, muchas maneras en la que nos podemos aproximar a él.


No es Fácil pero es más Fácil

Ciertamente tiene distinto significado y alcance para distintas personas y circunstancias.  Es un proceso, es un regalo, es una actitud, una decisión…. una cosa es cierta, no es fácil perdonar.

Es especialmente difícil perdonar si llevamos mucho tiempo sintiéndonos víctimas, ya que en este caso perdonar implica desprendernos de una buena parte de nuestra identidad.

También es muy cierto que es más fácil vivir habiendo perdonado.

Y digo que es más fácil por una sencilla razón, si se quiere muy práctica, invertimos una enorme cantidad de energía, y más que invertirla la desperdiciamos,  cuando nos empeñamos en restringir nuestro amor, cuando nos aferramos al odio y acogemos en nuestro ser sentimientos amargos, sentimientos que pesan y destruyen.  


Es una trampa

Muchas veces creemos que permanecer molestos, aferrados al rencor nos brinda poder, energía, control. En realidad lo único que albergamos y alimentamos son sentimientos de impotencia, desilusión, inseguridad, aflicción o miedo que terminan sustituyendo los sentimientos de verdadero poder personal.

La rabia y el rencor son emociones muy fuertes que desgastan nuestra energía de muchas maneras. Cuando logramos remover esas capas con las que nos cubrimos al no perdonar, descubrimos que esa rabia es en realidad un sentimiento superficial; superficial no en el sentido de que sea trivial o falso, sino en el de que hay muchos sentimientos y dinámicas por debajo de él.

Perdonar implica sincerarnos en nuestros sentimientos y esto puede ser un proceso muy doloroso, especialmente si nos hemos acostumbrado a vivir en negación. Creemos que estamos solucionando una situación sustituyendo con rabia lo que en realidad es temor y tristeza; lo hacemos porque cuando nos entregamos a sentimientos como la rabia, el desprecio o el rencor, nos volvemos sordos a nuestros sentimientos más profundos y nos acostumbramos a escuchar sólo aquellos que saben gritar más fuerte.


¡No lo puedo aceptar!

Perdonar no quiere decir aprobar, perdonar no implica complicidad. Cuando decidimos perdonar no estamos justificando comportamientos negativos, bien sea nuestros o de otra persona, hay actitudes totalmente inaceptables como el maltrato, la violencia, la agresión, la traición y la deshonestidad.

Perdonar no significa negar que se haya sido una víctima, perdonar quiere decir que esa situación, que ese recuerdo ya no domina necesariamente la identidad y la vida emocional actual. Perdonar implica que mi mente y mi corazón no siguen comprometidos en el dolor o presos de la mala acción de alguien.

Cuando no perdonamos renunciamos a nuestra libertad, porque libertad es sentirnos en paz dentro de nuestra piel. Cuando no perdonamos escogemos, -por supuesto de manera inconsciente-, llevar una pesada carga en nuestra mente y en nuestro corazón.

Cuando perdonamos nos sentimos más livianos, más claros y más serenos. Ese es el regalo que nos  brinda el perdón, libertad y avance.


Aprendiendo a Perdonar

Atendiendo a la frase del Dalai Lama al principio de este artículo, y a las sabias palabras de otro gran maestro, el Arzobispo Desmond Tutu

“El perdón es una necesidad absoluta para la continuación de la existencia humana.” ,

quiero compartir con ustedes algunas actitudes que nos ayudan en esta difícil pero sanadora tarea de aprender a perdonar

Dar amor y amarnos a nosotros mismos   Proponte cultivar una actitud de amor, perdonar es un acto de amor. Actuando desde esta perspectiva, perdonar va a ser más fácil.

Ser el primero en perdonar No debes esperar a que se disculpen contigo antes de perdonar a alguien. Puedes pasar toda tu vida esperando, teniendo sentimientos negativos y dañando tu salud. Da el primer paso y libera tu mente, tu corazón, tu vida de esa pesada, dolorosa y dañina carga.

No exagerar las situaciones   Aunque para ti sea imperdonable lo que te hicieron, para otras personas no significa nada. Algo que te puede ayudar es tener una perspectiva diferente. Pregunta a tus amigos y familiares qué piensan sobre la situación que te ha causado malestar o dolor; sus respuestas te sorprenderán. No pierdas tu tiempo y energía creando tormentas en un vaso de agua.

Enseñar a otros a perdonar Comparte tu experiencia y los beneficios que te ha brindado el perdonar.

Buscar ayuda espiritual Hay heridas que son muy profundas y que requieren una ayuda y sanación que va más allá del trabajo psicológico, del tratamiento a la mente. La meditación es de inmensa ayuda porque te permite traer la consciencia a tus pensamientos, te permite ir bajo las capas de rabia y dolor, Poco a poco te darás cuenta de que ya no quieres esos sentimientos en tu corazón y la meditación se convertirá en tu aliada.

Medita, te hace bien