4 Actitudes que Ayudan a Crear Paz Interior y Salud en Tiempos Difíciles

Existen actitudes que ayudan a crear paz interior, sin importar la circunstancia o la persona. Son conductas de uso y validez universal que nos sirve a todos porque intrínsecamente brindan bienestar. Considero que cuando una manera de proceder pasa esa prueba, tiene una validez extra, tiene un “sello de garantía” Divino. 

No estamos en el mismo barco. Estamos en el mismo mar, unos en yate, otros en lancha, otros en salvavidas y otros nadando con todas sus fuerzas. Seamos empáticos. 

Cultivando Emociones Positivas 

Considero que tienen ese “sello” las cosas que nos brindan paz y salud mental, las cosas que nos ofrecen bienestar, las actitudes y prácticas que despiertan y apoyan las emociones positivas, sin importar quien la esté usando o bajo cuales circunstancias. 

En este momento, en nuestras familias, vecindarios, ciudades y países vivimos una situación que en términos generales es la misma para todos. La manera como la vivimos es diferente para cada uno de nosotros, la manera como la enfrentamos depende de muchas circunstancias. Pienso que, una recomendación de bienestar en las circunstancias actuales, debería tomar en cuenta esta realidad. 

Cultivar, desarrollar emociones positivas es posible para todos y nos beneficia a todos por igual. Necesitamos desarrollar actitudes que nos ayuden a crear paz interior. Nos interesa muy especialmente en estos momentos porque se ha comprobado que las emociones positivas nos hacen más resistentes al estrés. Y estrés tenemos todos, mucho estrés.

Estrés 

Una definición de estrés nos dice que estrés es lo que se interpone al logro de nuestros deseos. Con esta definición en mente, podemos decir que en este momento se ha interpuesto entre nosotros y nuestros deseos, no una muralla, ni una montaña, ni un inmenso mar. Lo que repentinamente apareció ante nosotros, atravesado en nuestros planes y proyectos es más bien una gigantesca y monstruosa masa informe de la cual poco sabemos. Esa obstrucción unida a la incertidumbre, al desconocimiento de las proporciones reales del reto que enfrentamos, son una fuente inagotable de estrés, para todos. 

El estrés en si no es malo. Es la respuesta sabia de nuestro organismo ante una situación que potencialmente pone en peligro nuestra vida. Ante esa situación, se dispara la parte más primitiva del cerebro y gracias a innumerables cambios que ocurren en nuestros sistemas nos preparamos para defendernos o para huir. Es lo que se ha estudiado como la respuesta de lucha/huida.

Esa respuesta, está diseñada para funcionar en hechos puntuales, un ataque, una situación de peligro. Después de superada la circunstancia, el cuerpo lentamente recupera su equilibrio y sigue funcionando de una manera saludable.

El problema surge cuando el botón de PELIGRO se queda activado indefinidamente, como ocurre en estos momentos. La emergencia está activada en nuestro organismo porque percibimos que nuestro modo de vida corre peligro. Nuestros estudios, proyectos, trabajos, empresas, familias, todo está en peligro, mucho se está destruyendo. Ese estado de emergencia, sostenido un día tras otro, nos estresa, también nos debilita y enferma. 

Está estresado el vendedor ambulante y está estresado el que le compraba y el que le vendía. El obrero está estresado, y el capataz y el patrón y el inversionista y el banquero. Están estresados el estudiante y la mamá y la maestra y el director del colegio y los dueños y los empleados. El que vive solo y el que comparte el espacio con muchas personas también están estresados. Lo está, quien se encuentra lejos y también el que tiene que acercarse mucho. El que ha engordado está estresado y también sufre estrés la madre que, por no poder salir a trabajar, no tiene comida para sus hijos. Todos estamos estresados, todos estamos fuera de balance, todos necesitamos recuperarlo.  Todos necesitamos incorporar en nuestras vidas actitudes que ayudan a crear paz interior.

El estrés no es un concepto en el aire, es muy real y tiene expresiones tanto en nuestra salud física como mental.

La ciencia ha demostrado que el estrés compromete seriamente el correcto funcionamiento de nuestro organismo. La ciencia también ha encontrado que cuando logramos calmar nuestro sistema nervioso, podemos reversar la respuesta de estrés. Cuando disminuimos el estrés, el cuerpo y la mente regresan a la armonía y entre otras cosas recuperamos el balance del sistema inmune, tan importante siempre y muy especialmente en estos momentos.

Hay cuatro prácticas que están al alcance de todos, que ayudan a calmar el sistema nervioso y que nos pueden ayudar, a todos, en la importante tarea de recuperar el balance que tanto necesitamos.

Atención

“Dale a cualquier cosa que estés haciendo 

o a cualquier persona con la que estés 

el regalo de tu atención.”

Jim Rohn

Atención es, según los psicólogos, una de las necesidades más importantes del ser humano. En estos momentos esa necesidad se hace más urgente. Queremos comunicarnos, queremos tratar de expresar emociones que nunca habíamos sentido, que no reconocemos. Tenemos preguntas que nos hacemos en voz alta. No necesariamente buscamos una respuesta, buscamos atención, buscamos sentir que en medio de tanta incertidumbre le importamos a alguien. 

Brindamos atención cuando escuchamos con todo nuestro ser, no sólo con los oídos, también con los ojos, con la mente y el corazón. Muchas veces cuando nos hablan, en lugar de escuchar lo que nos están diciendo, estamos ocupados pensando en otra cosa o pensando en una respuesta sin esperar siquiera a que la otra persona haya terminado de hablar. Cuando actuamos así, aunque estemos físicamente presentes, realmente estamos lejos, ausentes. No estamos brindando atención y la otra persona lo sabe, lo siente y lo resiente. Eso crea mas estrés.

Brindar atención en estos momentos, no sólo va a ayudar a quien está expresándose, ayuda también a quien escucha porque el acto de prestar atención le lleva indirectamente a instantes de presencia, los cuales le dan un respiro a la mente estresada. Es una actitud que ayuda a crear paz interior.

Cuando brindamos atención,

  • Creamos conexión 
  • Sabemos si podemos ayudar y como 
  • Aprendemos
  • Nos alejamos del juicio y los malentendidos
  • Dejamos de asumir
  • Mostramos respeto

Cuando recibimos atención

  • Nos calmamos, 
  • Nos sabemos apreciados, 
  • Actuamos con mas seguridad
  • Tenemos más energía

Si ponemos atención a estas consecuencias de prestar y recibir atención, si tratamos de imaginar como se siente experimentarlas, nos daremos cuenta de que el cuerpo se siente mas relajado y la mente experimenta serenidad, armonía, claridad, todas emociones positivas que ayudan a cultivar paz interior.

Experimentar cualquiera de esas sensaciones no solo es un regalo muy deseado en estos momentos, es además sanador, porque se calma el sistema nervioso y se le da al cuerpo la oportunidad de auto repararse. 

Todos podemos brindar atención

Aprecio

“El principio más profundo en la naturaleza humana es el anhelo de ser apreciado”

William James

Demostrar aprecio es expresar con palabras y gestos sentimientos positivos hacia una persona. No tenemos que esperar a grandes ocasiones para demostrar aprecio, basta con empezar a ver personas y situaciones a través de un nuevo lente. Empezar a verlas con empatía y compasión. 

Brindar aprecio puede ser tan sencillo como dar las gracias, desde el corazón, por un vaso de agua, por una llamada, por una sonrisa. Aprecio es observar cuando alguien está necesitado de una palabra de aliento y ofrecerla sin reserva y sin expectativas. Aprecio es transformar en palabras y hechos el reconocimiento por un gesto generoso, por un esfuerzo, por un trabajo bien hecho, por un momento de compañía. 

No es complicado, pero es poderoso. Llega no solo a los oídos o los ojos, llega a la mente y al corazón. Se siente bien y ese sentimiento se traduce en cambios fisiológicos que nos ponen en el camino de la armonía. 

Demostrar aprecio dice “Me importas”, dice “Estoy aquí para ti”, dice “Reconozco tu esfuerzo”. Todas estas expresiones ayudan a sustituir el miedo por serenidad, transforman la incertidumbre en la certeza de que somos apreciados. Todo esto ayuda a recuperar la armonía, el balance, la salud. Son actitudes que ayudan a crear paz interior.

Todos podemos demostrar aprecio.

Aceptación

«La única forma de darle sentido al cambio es sumergirse en él, moverse con él y unirse al baile»

Alan Watts

Es un ejercicio inútil resistirse a lo que está pasando. No podemos cambiar la realidad lamentándonos, tampoco existe el “borrón y cuenta nueva” Es cierto que hay cosas específicas que podemos hacer en términos de protección personal y comunitaria, pero más allá de eso, lo que tenemos es lo que es, no podemos cambiarlo, debemos aprender a aceptarlo.

Resistirse a lo que es, crea ruido mental, propicia una conversación interna constante en la que la frustración, la rabia, el pesimismo y la desesperación son los protagonistas. Sin saberlo cultivamos estas emociones y eso hace cuesta arriba sentir agradecimiento o poner atención o expresar aprecio. 

Cuando resistimos lo que es, estamos deteriorando nuestra salud porque estamos perdiendo energía. Nuestro cuerpo físico es un mecanismo de control de energía: genera, almacena, gasta energía. Si dejamos de perder energía resistiendo, tendremos energía para recuperar el balance y la armonía, para mejorar entre otras cosas nuestro sistema inmune.

La resistencia, el rechazo, la crítica son emociones negativas y por consiguiente hacen mucho ruido y les gusta instalarse. No es una transición fácil pasar de ellas a la aceptación, sobre todo porque para algunos la palabra “aceptar” muchas veces tiene connotaciones negativas. 

Aceptar no quiere decir rendirse. Aceptar es ser eficiente, es dedicar nuestra energía, nuestra creatividad e intuición a buscar alternativas, opciones. La aceptación de la que estamos hablando aquí, nos acerca a la paz interior porque cuando aceptamos, cuando dejamos ir o dejamos ser lo que es, nos relajamos dentro de la realidad. Desde esa posición somos mas capaces de apreciar los muchos ángulos de la situación sin que medie el juicio o la resistencia. 

Cuando practicamos la aceptación sabemos que nos tocó estar aquí en este momento; algo tenemos que aprender, algo debemos aportar.

Todos podemos practicar la aceptación.

Agradecimiento

“Disfruta de las cosas pequeñas. Algún día puede que mires hacia atrás y descubras que esas eran las cosas grandes. 

Robert Brault

Agradecimiento es la manera como los humanos reconocemos las cosas buenas de la vida. Aunque suene ilógico, este es un momento adecuado, conveniente para practicar el agradecimiento, para ver con una nueva luz aquello que normalmente damos por sentado. 

En las circunstancias actuales estamos enfocados en los obstáculos, las limitaciones, los problemas. No puede ser de otra manera, son los que demandan atención y acción, son urgentes. Pero este foco impide que pongamos atención a las cosas buenas de la vida. No lo hacemos simplemente porque ya están allí y consideramos que no tenemos que hacer nada para que sigan allí. El agradecimiento nos ayuda tomar otra perspectiva de la situación, y al hacerlo nos brinda salud y felicidad. 

El agradecimiento nos facilita ir más allá, nos ayuda a pasar de actitudes como el juicio, la crítica, el rechazo a una actitud de aceptación y aprecio.

Cuando expresamos agradecimiento y recibimos lo mismo, el cerebro libera dopamina y serotonina, los neurotransmisores responsables de hacernos “sentir bien”. Los sentimientos de placer y contento que se generan nos traen felicidad y eso tiene un impacto positivo en nuestra salud y bienestar. 

La práctica del agradecimiento ayuda también a regular las hormonas del estrés y como consecuencia se reduce el miedo y la ansiedad. Solo quince minutos al día enfocados en cosas por las cuales estamos agradecidos, aumenta de manera significativa los anticuerpos naturales. 

Cuando estamos agradecidos no estamos estresados.

Todos tenemos algo de lo podemos estar agradecidos. 

“Permite que el agradecimiento sea la almohada en la que te arrodilles para decir tu oración nocturna”

Maya Angelou

Actitudes que Ayudan a Crear Paz Interior

Cuando hacemos de actitudes como la atención, el aprecio, la aceptación y el agradecimiento partes de nuestra manera de vivir, creamos espacios para que surjan y crezcan las emociones positivas, le damos la bienvenida a la calma, al equilibrio, a la salud. Son actitudes que ayudan a crear paz interior.

Cuando decidimos cambiar el foco y empezamos a colocar nuestra energía en lo que nos hace bien, cuando somos conscientes y constantes en el esfuerzo por cultivar la serenidad y la armonía, empezamos a disfrutar de una manera de vivir mas sana y equilibrada, en donde la paz interior es cada vez mas posible y donde compartirla es cada vez mas deseado.  

“Tiempo, atención, afecto y aprobación: estas son las cosas que los chicos necesitan en buenas dosis de sus padres.”

Meg Meeker

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