¿Cómo estás?, ¿Cómo te sientes?

¿Cómo estás?

Muchas veces resulta difícil responder esta pregunta, hacerlo con sinceridad. Por supuesto podemos optar por una respuesta automática, esa que surge de acuerdo a la situación, esa que tenemos ensayada, la respuesta que manda la etiqueta o la educación: “Muy bien”; “Feliz”; “Entusiasmada”, respuestas del ego, de la imagen que formamos, o que deseamos. Hay también circunstancias en las que simplemente explotamos y permitimos que sea el estrés quien hable por nosotros. Pero, si nos hacemos ...

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