Sincronicidad

Siempre me ha llamado la atención la sincronicidad. La encuentro mágica, poderosa, me gusta imaginarme que el todopoderoso me «guiña el ojo» cuando reconozco esa maravillosa circunstancia.

Hace unos años viví en Atlanta, hermosa ciudad. Cuando estaba buscando la casa para alquilar, la abundancia de opciones me tenía agobiada, varias casas ofrecían algo especial y atractivo. Mi mente estaba todo el día analizando, evaluando, me ayudaba haciendo cuadros comparativos, notas, comentarios. A los pocos días de iniciada la búsqueda me sentía estancada y decidí incluir un nuevo criterio, este de una naturaleza menos cuantitativa. Mía idea me vino de mi práctica diaria de meditación.

Cada mañana, al iniciar mi meditación siempre me hago varias preguntas, una de ellas es ¿qué deseo?. Dada la situación en la que me encontraba, me pareció pertinente incluir en mi lista de deseos el “recibir una señal que me permitiera identificar la casa que me convenía”. Para esto, podemos decir que “acordé” con el universo que la señal iba a ser la presencia visible de 3 pajaritos en la casa en cuestión. A los pocos días, el universo me respondió de una manera clara, contundente, fue una respuesta que me dejó sorprendida.

¡No lo puedo creer!

Ya había visitado varias casas, y todavía no podía decidirme, cuando al entrar al área del family  de una casa que hasta los momentos lucía muy bien, resaltó en el mobiliario una gran lámpara de bronce que tenía, …. 3 pajaritos. No uno, no 5, no 10, sólo 3 pajaritos.

Se podrán imaginar mi sorpresa, no podía creer lo que veían mis ojos. Le comenté al agente de bienes raíces lo que estaba sucediendo y me miró con incredulidad. El tampoco lo podía creer.

La casa era hermosa, espaciosa, la cocina era inmensa con grandes ventanales  que daban a un hermoso bosque, pero lamentablemente resultaba demasiado grande para nuestras necesidades así que no fue esa la casa que escogimos.  Sin embargo para mi el mensaje siguió siendo claro y poderoso, era el universo, Dios, diciéndome, Te escucho, todo está bien, tranquila

Esa sincronicidad, esa respuesta de ese día me dio la serenidad que tanto necesitaba para tomar las decisiones que implica una mudanza a un lugar nuevo. Se de qué les hablo, lo he hecho 12 veces internacionalmente. Mis cuadros y análisis finalmente funcionaron, decidimos con tranquilidad y entusiasmo y a los pocos días de habernos mudado aparecieron también en esa casa y de una manera totalmente diferente, 3 pajaritos. En esta oportunidad  vivos, volando, cantando. Estuvieron acompañándonos toda una tarde, sólo que esta vez no como guía sino como confirmación.

Otros «pajaritos»

Todos podemos dar ejemplos de este tipo de situaciones y generalmente cuando hablamos de ellas lo hacemos con entusiasmo, y mientras más conscientes nos hacemos de lo improbable de la situación, más interesante resulta porque de alguna manera sabemos que detrás de lo sucedido hay algo poderoso, que permite que se den circunstancias muy especiales, inesperadas.

El famoso psicólogo Carl Jung estudió este fenómeno y lo llamó  Sincronicidad y se refiere a esas circunstancias que ocurren de manera simultánea, sin que haya razón para ello, sin que haya una causa o relación, sin embargo, la persona que está experimentando la ocurrencia  le encuentra significado. Son esas dos características, simultaneidad y significado las que crean la sincronicidad.

Sincronicidades

Las sincronicidades son no sólo interesantes sino importantes y mientras mas atentos estemos, más fácil será que ocurran o -más importante aún-, más probable será que nos demos cuenta de la ocurrencia. Cuando esto sucede, recibimos de ellas claridad y respuestas que buscábamos consciente o inconscientemente y que no sabíamos donde encontrar.

Despertar nuestra serenidad, conectarnos con espacios de quietud mental no sólo nos brinda paz interior, bienestar, claridad, sino que nos permite percibir mas de lo que pasa a nuestro alrededor. Cuando estamos serenos podemos realmente prestar atención a lo que pasa en nuestras vidas, tanto internamente como externamente. Esto es muy importante y poderoso porque nos facilita conectar lo que deseamos, lo que buscamos con lo que ocurre a nuestro alrededor.

¿Para Qué?

Cuando estamos atentos, conscientes, podemos encontrar el significado de lo que nos ocurre cada día y la mejor manera de potenciar el mensaje que viene implícito en esas “coincidencias” es hacernos preguntas abriendo la interrogante sobre su enseñanza. La mejor, la más productiva y transformadora de estas preguntas es “¿Para qué?”, que equivale a decir muchas cosas como ¿Cuál es el mensaje? , ¿Cuál es la enseñanza?, ¿Qué debo aprender de esta situación?

Las respuestas vienen como mensajes simples, sencillos, vienen como vibraciones muy sutiles, que logran su máxima expresión en la quietud, en espacios de reflexión y serenidad. Son respuestas que hablan mas al corazón que a la mente, son respuestas que surgen gracias a la atención y a la intuición, respuestas que siempre han estado allí y que la sincronicidad nos permite recordar o reconocer.